La primera mención en inglés del aguacate la logró Sir Henry Sloane en 1696, y en 1871 se introdujeron de forma exitosa los árboles de aguacate en California. En la década de 1900, los cultivadores de la región preveían una enorme cosecha comercial; en los años 50, se cultivaban unas 25 variedades distintas de aguacates en el Estado Dorado. En los años 30 se descubrió el rey de los aguacates, el Hass, que todavía es el mucho más habitual (y, claramente, el mucho más soñador y exquisito) de todos. Y idóneo para realizar guacamole.
El guacamole en Europa
El guacamole llegó de manera tardía a Europa, impulsado primordialmente por los conquistadores. En la situacion de España, merced a la elevada producción de aguacates en zonas como la Axarquía malagueña, donde nos situamos.
U otros sitios como Granada o Enorme Canaria, con lo que tenemos la posibilidad de gozar de esta exquisita receta y favorecernos de todas y cada una de las características de esta fruta tropical, que asiste para achicar los escenarios de colesterol y triglicéridos, incrementando el colesterol bueno por la existencia de grasas monoinsaturadas. Además de esto, es un antioxidante natural para la piel.
Origen de la palabra guacamole
El guacamole asimismo tiene una historia atrayente a nivel etimológico. La palabra procede del náhuatl, que en un inicio identificó esta receta como «ahuacamolli«. La denominación se apoya en la unión de «ahuacatl» (aguacate) y «molli» (salsa).
Como toda buena receta antológica, el guacamole asimismo tiene su origen mitológico. La tradición explicaba que fue el dios tolteca Quetzalcoatl quien ofreció la receta a su pueblo y que entonces fue extendiéndose entre las zonas de Mesoamérica. Por ese fundamento, el guacamole tiene tanta importancia tanto en México como en Guatemala.
¿Por qué razón se ensombrece el guacamole casero si no lo tapamos?
- Afirma nuestro común amigo Harold McGee que en el aguacate, como en muchas otras frutas y verduras, se genera un pardeamiento al destruirse la composición de las células, al cortarlas, machacarlas, triturarlas, etcétera., y ingresar los tejidos vegetales en contacto con el aire.
- El oxígeno del aire en contacto con las enzimas vegetales que están dentro de determinadas zonas de las células y con los compuestos fenólicos de otras zonas diferentes oxida estos compuestos fenólicos y se generan substancias de color parduzco.
- Entonces, ¿tiene algún fundamento científico eso de poner nuestro hueso del aguacate en el guacamole una vez hecho? Según los ensayos del propio señor McGee, no. Si bien queda bonito y de ahí que lo he puesto en mi guacamole, hala.
- Ya que todos conocemos un método hecho en casa y bastante efectivo, que es nuestro jugo de limón que se le añade; un medio ácido difiere, si bien no suprime, las reacciones de pardeamiento.
- Y si no vamos a consumir el guacamole inmediatamente le vamos a poner además de esto un largo de plástico tocando la área, descartando todo el aire viable, para eludir el contacto con el oxígeno.